Todos tenemos la experiencia de vivir dificultades, temores, dolores.
Estas experiencias son como tempestades que se nos presentan en nuestra vida, y muchas veces nos llenan de miedo, inseguridad, y desesperanza.
En ellas experimentamos nuestra fragilidad y limitaciones.
Pero Jesús no nos deja solos, y cada vez que nos caemos, ÉL nos ayuda a levantarnos una y otra vez, y siempre, ¡ siempre !, después de la tormenta viene la calma, y miramos de otra forma estas dificultades, ahora con ojos de la Esperanza, que nos da la fuerza para seguir luchando y poder continuar hacia el camino elegido...
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