El Papa anuncia que se han encontrado restos humanos del siglo I en la tumba de Pablo
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 29 junio 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI en la tarde de este domingo en la Basílica de San Pablo Extramuros al presidir la celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo con motivo de la clausura del Año Paulino.
* * *
Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
ilustres miembros de la delegación del patriarcado ecuménico,
queridos hermanos y hermanas: Dirijo a cada uno mi saludo cordial. En particular, saludo al cardenal arcipreste de esta basílica y a sus colaboradores, saludo al abad de la comunidad monástica benedictina; saludo también a la delegación del patriarcado ecuménico de Constantinopla. Esta tarde se concluye el año conmemorativo del nacimiento de san Pablo. Nos encontramos recogidos ante la tumba del apóstol, cuyo sarcófago, conservado bajo el altar papal, recientemente ha sido objeto de un atento análisis científico: en el sarcófago, que no había sido abierto nunca en tantos siglos, se hizo una pequeñísima perforación para introducir una sonda especial, mediante la cual se han encontrado restos de un precioso tejido de lino de color púrpura, bañado en oro, y de un tejido de color azul con filamentos de lino. Se encontraron también granos de incienso rojo y de sustancias proteicas calcáreas. Además, se han descubierto pequeñísimos fragmentos óseos, sometidos al examen del carbono 14 por parte de expertos que, sin saber la procedencia,pertenecían a una persona que vivió entre los siglos I y II. Esto parece confirmar la unánime e incontrovertida tradición de que se tratan de los restos mortales del apóstol Pablo. Todo esto llena nuestro ánimo de profunda emoción.
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 29 junio 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI en la tarde de este domingo en la Basílica de San Pablo Extramuros al presidir la celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo con motivo de la clausura del Año Paulino.
* * *
Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
ilustres miembros de la delegación del patriarcado ecuménico,
queridos hermanos y hermanas: Dirijo a cada uno mi saludo cordial. En particular, saludo al cardenal arcipreste de esta basílica y a sus colaboradores, saludo al abad de la comunidad monástica benedictina; saludo también a la delegación del patriarcado ecuménico de Constantinopla. Esta tarde se concluye el año conmemorativo del nacimiento de san Pablo. Nos encontramos recogidos ante la tumba del apóstol, cuyo sarcófago, conservado bajo el altar papal, recientemente ha sido objeto de un atento análisis científico: en el sarcófago, que no había sido abierto nunca en tantos siglos, se hizo una pequeñísima perforación para introducir una sonda especial, mediante la cual se han encontrado restos de un precioso tejido de lino de color púrpura, bañado en oro, y de un tejido de color azul con filamentos de lino. Se encontraron también granos de incienso rojo y de sustancias proteicas calcáreas. Además, se han descubierto pequeñísimos fragmentos óseos, sometidos al examen del carbono 14 por parte de expertos que, sin saber la procedencia,pertenecían a una persona que vivió entre los siglos I y II. Esto parece confirmar la unánime e incontrovertida tradición de que se tratan de los restos mortales del apóstol Pablo. Todo esto llena nuestro ánimo de profunda emoción.
ver texto completo en (ZENIT.org).-
No hay comentarios:
Publicar un comentario